lunes, 5 de septiembre de 2011

Máscaras, antifaces y ópera buffa en Venecia.




La ciudad de Venecia es una de las ciudades más mágicas que existen. Su visita es un viaje en el tiempo y, al mismo tiempo, un viaje a la fantasía. La ciudad se me aparece como el escenario perfecto de cientos de historias de todo tipo: historias fantásticas, misteriosas, románticas, burlescas e incluso de historias de terror.
La primera vez que visité Venecia hace más de 20 años me impresionó enormemente. Me sorprendió cómo la ciudad desarrolaba su vida a través del agua de los canales, cómo sus habitantes se movían por el agua como nosotros nos movemos por las calles y me impresionó cómo la ciudad se dejaba invadir pacientemente cada mañana por miles de visitantes para dejarse descubrir al atardecer por los más románticos. En aquellos años las máscaras "made in china" invadían el centro y no les presté demasiada atención.
A mi regreso a la ciudad este verano con mis hijos, los talleres artesanales de máscaras, antifaces y disfraces nos han seducido. El barrio de San Polo, menos concurrido que San Marco, que en otros tiempos albergaba actividades ilícitas, es ahora refugio de artesanos que dedican sus días a confeccionar maravillosas y originales piezas. Sólo mi hija de 9 años podía hacerme descubrir las maravillas que esconden estos pequeños talleres. Todos y cada uno de ellos. Viajar con niños nos permite descubrir el mundo a través de sus ojos. Dejémonos guiar por ellos.